El día que decidí escribir

La literatura y la escritura me han fascinado desde hace muchos años. El primer libro que me hizo amar la lectura se llama “El bolso amarillo” de Lygia Bojunga. Yo tenía 6 o 7 años y mi maestra de primaria (qué por mi vida puedo recordar su nombre y si fue mi primer o tercer año de primaria) creó una pequeña biblioteca en el estante del salón de clases que se usaba para guardar materiales didácticos y otras chucherías.

Ahora que hago memoria, estoy casi seguro de que fue en tercero de primaria, porque el primer año tuve una maestra que se metió en problemas con los padres de familia porque nos daba coscorrones para educarnos. Ademá, a esa edad los niños generalmente aún no tienen la capacidad de leer textos muy largos. También recuerdo que el salón era el primero de la planta baja y estaba rodeado por árboles y la entrada principal de la primaria, lo que lo hacía muy oscuro. Pero el salón en con la pequeña biblioteca estaba en el primer nivel (la primaria solo tenía dos niveles) y le entraba mucha luz natural.

Tampoco pudo ser en el segundo grado porque el maestro de ese año (el único maestro varón que tuve en la primaria) tenía la fama de llegar borracho a la escuela y no ser muy bueno en su trabajo. Entonces, usando el poder de la deducción, tuvo que ser el tercer año, o quizá mi memoria me falla después de casi 40 años de lo sucedido y fue en años posteriores.

Sea cual sea el año en el que leí el libro, lo que si tengo muy claro es lo que me hizo sentir. Para cuando lo leí yo ya era un lector constante, y no por decisión personal, sino porque mi papá me obligaba a siempre estar leyendo la literatura que su religión continuamente regurgitaba. Entonces me sentí relacionado con la historia de una niña solitaria e incomprendida que encuentra amigos improbables en un mundo imaginario. Por lo que yo, un niño incomprendido y solitario, podía encontrar amigos en las páginas de los libros.

Fue en ese momento que deje de leer por obligación y lo empecé a hacer por amor.

No sé cuantos libros he leído en mi vida. He olvidado muchos títulos e historias y otras son solo manchas borrosas en mi memoria. Pero quiero creer que cada libro ha dejado por lo menos una palabra imborrable que se convirtió en parte de los bloques que forman mi personalidad.

Pero hasta ahora solo he hablado sobre mi amor por la lectura. ¿Cuándo fue el día que decidí escribir?

Ese día es hoy, cuando decidí empezar este blog. Ayer, mientras escribía en mi diario. En 2012, cuando escribía reseñas gastronómicas para revistas gringas. En marzo del 2007, cuando empecé mi blog de comida, o en 2005 cuando empecé mi primer blog. Fue unos años antes de eso cuando participé en varios concursos literarios que nunca gané. O quizá, solo quizá, fue cuando tomé por primera vez un lápiz y empecé a escribir letras chuecas e ilegibles cuando tenía 4 o 5 años (aunque hasta la fecha mi letra sigue siendo chueca e ilegible).

La verdad no creo que importe. Lo que importa es lo que voy a seguir escribiendo a partir de este momento. La constancia con la que escriba en este medio frío e impersonal tratando de hacer sentir al lector (si es que en algún momento hay alguno) algo dentro de su ser, conectando a traves de una pantalla en dónde las conexiones son lo que menos importan.

Hoy es el primer día. Si hay un segundo, la aventura continuará. Y si no, por lo menos seguiré siendo un ávido lector.

BHB