boy in blue jacket hopping on water puddle

La felicidad se encuentra en las pequeñas cosas

He escuchado esta frase (hasta cliché) mil veces, pero creo que nunca me he tomado el tiempo de meditar en ella. Quiero mejorar mi vida, quiero ser feliz y pleno, pero me he dado cuenta de que ya lo soy.  Tengo todo lo que necesito, y mucho más, en este preciso momento en el que me encuentro. Estoy escribiendo estás líneas en el piso once de un WeWork en la Ciudad de México mientras veo por la venta como la lluvia moja los edificios de alrededor y limpia el aire de la ciudad. Eso me hace feliz.

Ayer pasé todo el día con mi pareja. Primero lo acompañé a la iglesia, y aunque yo no me consideró siquiera creyente, viví una experiencia colectiva muy hermosa que me conmovió hasta las lágrimas. Eso me hizo feliz.

Después pasamos toda la tarde con sus hermanos para celebrar el cumpleaños de uno de ellos. Comimos en un buen lugar, fuimos a un cuarto de escape en dónde nos divertimos como niños. Pero no fue la comida o la experiencia lo que me dio felicidad, fue la convivencia familiar, los abrazos, las risas y las caritas tiernas y llenas de inocencia de las sobrinas, esas pequeñas cosas me dan felicidad.

No me avergüenza decir que he pasado meses muy difíciles en los que he estado perdido, me ha costado trabajo encontrar mi propósito en la vida y me he alejado de actividades que me gustan y de gente que amo. Ha sido un proceso doloroso.

Sin embargo, estoy tratando de vivir un día a la vez, ver lo bueno de cada momento, apreciar todo lo que tengo (la vida me ha bendecido con muchísimo) y encontrar la felicidad en las pequeñas cosas: abrazar a mis gatos, darle un beso a mi pareja, disfrutar de un buen café, escuchar una canción, etcétera. Es ahí en dónde estoy encontrando paz y sanación, simplemente enfocándome en las cosas pequeñas. La grandiosidad y la salvación del mundo pueden esperar, hoy decido encontrar la felicidad en lo que tengo frente a mí.

BHB