Casi todo es ruido

Mucho se ha hablado sobre la contaminación acústica y cómo afecta nuestra salud (especialmente para los que vivimos en grandes metrópolis en donde el ruido excesivo nos acompaña todos los días a todas partes).

Sin embargo, hay otro tipo de ruido mas sutil que está con nosotros todo el tiempo, hasta en los momentos más callados de la noche y en nuestros espacios más privados y seguros, y ese es el ruido digital.

¿Y por qué digo que es ruido? En el libro Esencialismo de Greg McKeown hay una cita que se me quedó muy grabada: Casi todo es ruido. Braun es una empresa que se caracteriza por el concepto de “menos es mejor” en sus diseños. Dieter Rams, quién fue el principal diseñador de la empresa por muchos años, fue quien creo la mentalidad de orden, claridad y simplicidad que se aplica a los productos de Braun.

Dieter Rams cree que casi todo es ruido, que muy pocas cosas son escenciales y fue su trabajo durante muchos años filtrar ese ruido y encontrar la esencia. Rams aplicaba esta filosofia al diseño, pero cuando miro alrededor, especialmente en esta era de la tecnología y conectividad, me doy cuenta de que casi toda la información, chats, correos electrónicos, notificaciones, etc, son ruido. Muy pocas cosas aportan valor.

Nuestros teléfonos móviles (no entiendo porque los seguimos llamando teléfonos cuando en realidad son minicomputadoras portátiles) y sobre todo las apps que descgargamos en ellos están diseñados para siempre llamar nuestra atención con vibraciones, sonidos, notificaciones y hasta destellos de luces. Ahora hasta los nuevos wearable gadgets (me niego a llamarlos relojes, porque no lo son) nos dan esas notificaciones en la muñeca sin necesidad de sacar el teléfono.

Durante mucho tiempo yo tenía todas las notificaciones encendidas, y compré la tableta y el galaxy watch y los buds y los tenía todos sincronizados para según “hacer mi vida más fácil”. Pero todo lo que logré fue que cada notificación me desconcentrara de lo que estaba haciendo porque todo sonaba y vibraba al mismo tiempo y me estaba volviendo un gilipollas porque cada que me vibraba el maldito reloj lo veía sin importar que estuviera en una reunión o plática o en el cine o el teatro… Si de por si mis habilidades sociales son malas, con esa tecnología se estaban volviendo peor.

Cuando alguien me dijo sutilmente que le prestara atención y no me distrajera me di cuenta que tan bajo había caído. Hay estudios que demuestran que estámos tan acostumbrados a la tecnología que la mayoría de nosotros tomamos el teléfono de manera autómatica cuando sentimos el mínimo rastro de aburrimiento. Nuestros cuerpos ya están tan acostumbrado a esa cajita que no podemos dejarlo ni para ir al baño y constantemente lo estamos checando por las famosas notificaciones fantasma y el FOMO.

Y cuando me puse a analizar las notificaciones que me llegaban, casi todo era ruido. Fue cuando decidí que estaba bien decir que no y silenciar tanto ruido digital. Empecé por silenciar las notificaciones de las redes sociales (si se puede vivir sin saber inmediatamente quien te dio like o retweet o comentó en la foto de tu trasero). Después silencie los correos electrónicos, otra fuente de ruido interminable. Después decidí silenciar los chats en mi gadget muñequero (reloj) y las llamadas (que la mayoría eran de vendedores). Entonces me di cuenta que ese aparatito solo lo usaba para medir los pasos que daba al día y fue cuando lo abandoné por completo para usar relojes de verdad.

Poco a poco he ido silenciando más y más ruido. Decidí cerrar mi cuenta de Facebook cuando me di cuenta que nada de lo que veía ahí no le aportaba ningún valor a mi vida y que cada vez más me salían más anuncios y sugerencias de grupos que no me interesaban en lo absoluto (las sugerencias de grupos cristianos y terraplanistas fue la gota que derramó el vaso).

Nunca entendí la idea de X, reedit, tumblr, pinterest, etc, por lo que no fue difícil cerrar las cuentas y borrar las apps. La única red social que aún mantengo abierta es instagram y eso porque el algoritmo solo me muestra reels de gatos, conejos y otros animales bellos que disfruto mucho pero que en pocos minutos me aburre y no paso tanto tiempo en la app. Si en algún momento eso cambia estoy seguro que también la cerraré.

El último ruido que estoy tratando de callar son los chats. Esta parte no la había tocado porque muchos de los grupos en los que estaba son de trabajo, amigos o gente con la que convivo. Sin embargo, después de hacer un análisis de lo que ahí se comparte decidí salirme de varios porque para mí son ruido en su mayoría. Solo he dejado los más esenciales para el trabajo y familia. Esto no quiere decir que no aprecie a la gente que está en algunos de esos grupos, pero creo que tiene mucho más valor verlos y convivir en persona que estar en grupos en dónde mis intereses no se alinean con los de la mayoría de los integrantes.

En este mundo moderno hay tantas cosas compitiendo por la atención de la gente (la atención es una divisa muy valiosa) que para mí es muy importante ser selectivo. Ayer escribí que el tiempo es lo más valioso que tenemos, por eso quiero usarlo de la manera más sabia que pueda. No ha sido fácil, (el siguiente paso es tratar de deshacerme de tantas pantallas) pero poco a poco estoy tratando de callar tanto ruido que me abruma.

BHB